EN BUSCA DEL FUEGO

Casa sin fuego, cuerpo sin alma. ( Refran ).


En busca del fuego dirigida por Jean Jacques Annaud en 1982. Hace 80.000 años la supervivencia del hombre en una tierra ignota y desconocida dependía de la tenencia del fuego, una forma de defenderse del frío y espantar a las fieras. La tribu de los Ulam lo poseía, sabían cuidarlo y usarlo pero no sabían crearlo; de modo que conservarlo era su gran desafío. Cuando un torpe Ulam resbala y cae sobre el fuego apagándolo, la tribu sabe que su existencia está gravemente amenazada. Tres hombres comienzan su propia búsqueda de la preciada llama para devolvérsela a los Ulam. Al principio para el hombre todo debió ser asombro, curiosidad y miedo. Los fenómenos naturales fueron una sucesión de caprichosos sucesos en cuyo caos nuestros antepasados tuvieron que sobrevivir y progresar. Las necesidades básicas incitaron a estos seres, mediante el proceso de humanización, en primer lugar a desarrollar habilidades, después a realizarse preguntas y finalmente aprocurar responderlas. Las diversas formas de adaptación a un medio en continua hostilidad generó el progreso de la conducta, el cerebro, la mente y, tras muchos milenios después, utilidades tan complicadas como las teorías científicas y sus aplicaciones. Los requisitos de alimentación, protección o refugio hicieron posible, en aquellos momentos iniciales, habilidades tales como la caza, la fabricación de instrumentos, la cooperación social, el lenguaje y... el dominio del fuego.

Tal conquista es la que protagoniza este film del realizador Jean Jacques Annaud , autor de una interesante filmografía (En Nombre de la Rosa. El Oso. Siete años en el Tibet. Enemigo a las Puertas...) En esta ocasión partió de la literatura y se acompaño de un excelente equipo de colaboradores, no todos relacionados con el séptimo arte. La película se basa en una novela de J. H. Rosny, escritor de ciencia-ficción muy ligado con las ideas de Darwin. Su ambientación prehistórica fue eficazmente trasladada a la pantalla con una evidente pretensión de realismo. Pronto recibió el apoyo de público y critica, además de múltiples premios entre los que se encontró el Oscar al mejor maquillaje. En la faceta científica contó con la participación del zoólogo Desmond Morris (experto del comportamiento animal) y del novelista y lingüista Anthony Burguess. Entre ambos aportaron la suficiente credibilidad al relato mediante la elaboración, entre otros muchos aspectos, del idioma y el comportamiento de los homínidos. Se logró así que la película se ajustara a los conocimientos antropológicos existentes en el momento en el que se realizó.


Muchos son los pormenores, y también controvertidos aspectos, de la vida del hombre prehistórico a los que se hace alusión a lo largo de esta historia. Como trasfondo aparecen componentes como el origen del erotismo a partir de la sexualidad o el nacimiento de la risa. La sociabilidad, el lenguaje, el aprendizaje y la diversidad cultural son los elementos que empiezan a configurar lo específicamente humano. Dentro del conjunto de tan significativos avances destaca el dominio de diversos instrumentos y técnicas. Estas van desde la industria lítica, la construcción de cabañas y el uso de hierbas curativas hasta el fundamental control del fuego. Sobre esta cuestión, al igual que sobre otras muchas, los paleontólogos aun en la actualidad son bastante cautos, sin que puedan todavía ofrecernos pruebas irrebatibles ni teorías definitivas.

En el caso concreto de la utilización del fuego se puede aseverar que era muy común entre los Neandertales, aunque suele asociarse mucho antes con la especie Homo Erectus. Sin embargo el autentico problema es el de diferenciar la utilización de la creación del fuego. Un logro muy importante es el de su uso y mantenimiento a partir de tormentas eléctricas, incendios naturales o fenómenos volcánicos pero otro muy distinto, e infinitamente mas valioso, es el de ser capaz de generarlo. Sin embargo, parecen bastante claras sus posibles utilidades entre las que destacarían la defensa ante el frío o los animales salvajes, ser una herramienta para la caza, servir para la iluminación del interior de las cuevas o la cocción de alimentos. Solo mucho tiempo después surgirían, en la compleja historia de la humanidad y como desarrollo a partir de estos comienzos, logros tales como la metalurgia, la alquimia o las ciencias químicas para las que el dominio del fuego resulta indispensable. Podemos entonces pensar que parte de lo que entendemos hoy por ciencia no surge del intelecto o la curiosidad sino de la capacidad del hombre para satisfacer sus necesidades inmediatas.

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